1 de octubre de 2014

Derrame capitalista y malos entendidos

Por Claudia Bonzo (*)
Septiembre de 2014.


Entre ayer y hoy aprendí algo importante: la culpa es nuestra –de los liberales defensores del capitalismo– ya que no supimos explicar bien las cosas. La gente sencilla parece haber entendido que el famoso "derrame capitalista" era algo así como que el dinero sobrante de los ricos les llegaba a ellos "de onda" cual vinito que se rebalsa de una copa. Debe ser por eso que están como enojados y se sienten decepcionados. Yo no tengo un mango, pero como no esperaba un "derrame" de ese estilo, no estoy ni un poquitin enojada. Al contrario, estoy agradecida con los creativos cuyo cerebro no puede derramarse porque está dentro de un envase cerrado como es su cabeza, pero que derraman sus creaciones, más los visionarios que ven los delirios de estos creativos y los convierten en algo útil, más los dueños del dinero, los inversionistas que son los que bancan a los visionarios y a los creativos, hacen que la tecnología avance, y a medida que esos avances se vuelven masivos, los precios bajan al punto que después de un tiempo cualquier persona sencilla los puede adquirir. Ejemplos de esto son las compus y los programas que usamos en ellas, los teléfonos, los autos, los aviones y los trenes... Si hasta la bicicleta era un lujo cuando recién se inventó. Dándose que gracias a los que crean y los que invierten, el resto de los mortales podemos acceder a un trabajo, que a mayor competencia, genera un mayor sueldo.

Incluso el campo ese que algunos creen que es para avaros –que además son medio vagos porque la soja crece sola y las vaquitas se reproducen alegremente– ha cambiado, ha evolucionado y su rendimiento a aumentado haciendo que haya cada vez más comida en un mundo que tiene cada vez más habitantes. Si hace solo 200 años, cuando se producía la Revolución Industrial en Europa, había gente que moría gente de hambre, mientras que ahora les alcanza para todos.

Estamos mal pero es un situación coyuntural que relacionada con los impuestos usureros que el Estado grande nos hace pagar más el keynesianismo en el Ministerio de Economía, más el garantismo legal. Subsanados estos inconvenientes estaremos más que bien, solo es cuestión de querer cambiar. Cuando la sociedad toda reclame un Estado chico para que los impuestos puedan bajar, las cosas van a mejorar.


(*) Claudia Bonzo.
Ama de casa, albañil, cocinera.
Liberal.

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