13 de octubre de 2014

Avaricia y la voluntad de poder

Por Armando Ribas. (*)
Noviembre de 2013.


Karl Popper
(1902-1994)

"Luché por la igualdad, hasta que me percaté que en la lucha por la igualdad se perdía la libertad, y después tampoco había igualdad entre los no libres".

–Karl Popper

Cada vez estoy más convencido de la ignorancia del mundo del realismo histórico de las sabias palabras de Popper. Todo parece indicar que el crear riqueza es el pecado de avaricia, en tanto que enriquecerse a partir del poder político que desconoce los derechos de propiedad es generosidad. Así se ignora un hecho indubitable que fuera la realidad histórica que hasta hace unos doscientos años el mundo vivía como vivía Jesucristo. En todos esos años, la guerra y el poder político eran la razón de ser de las sociedades y por lo tanto el comercio estaba descalificado. Platón estuvo presente y así dijo: "La clase gobernante está excluida de cualquier participación en actividades económicas y especialmente de ganar dinero. El estado debe ser autosuficiente. Debe apuntar a la autarquía económica. De otra manera serían dependientes de los comerciantes o se convertirían en comerciantes".

Creo pues que la problemática del mundo actual reside en la confusión ética que determina la descalificación del sistema que permitiera la libertad y la creación de riqueza por primera vez en la historia. Por ello no puedo menos que tomar en cuenta las sabias palabras de Thomas Sowell al respecto: "Nunca he podido comprender porqué es avaricia el querer guardar el dinero que he ganado, pero no es avaricia el querer tomar el dinero de otro". En otras palabras podría decir que ganar dinero creando riqueza es avaricia para la izquierda. Por tanto la búsqueda del poder político sería la generosidad. Lo peor de esta perspectiva es que el mundo Occidental y Cristiano se encuentra ante esta alternativa ética, y la consecuencia es el triunfo político del socialismo.

A partir de esa realidad me voy a permitir citar a Karl Marx en el Manifiesto Comunista: "Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. En esa frase inicial Marx pretende explicar que los líderes europeos están preocupados por el avance de las ideas comunistas. Por mi parte me voy a permitir parafrasear a Marx en relación al mundo Occidental incluida América Latina. La obsesión hoy en ese mundo compuesto de la Unión Europea, Estados Unidos y América Latina, no implica aparentemente ser de los respectivos líderes políticos, sino que por el contrario son estos los que participan del proyecto del socialismo. Así, parafraseado a Marx puedo decir: "Un espectro se cierne sobre la Unión Europea y más recientemente sobre Estados Unidos. Es el espectro de la social democracia y el Estado de Bienestar". Y con respecto a nuestro continente, al sur del Río Grande del Norte: "Un espectro se cierne sobre América Latina: es el espectro del socialismo del siglo XXI".

Comenzando por el principio recordemos las palabras de Ayn Rand: "La filosofía americana de los derechos del hombre nunca fue completamente captada por los intelectuales europeos". Puedo decir que Europa desde el 1800 solo encontró en el socialismo la alternativa a la monarquía, o sea que se pasó del derecho divino de los reyes al derecho divino de los pueblos. Y ya debiéramos saber que cuando los derechos son del pueblo se desconocen los derechos individuales en nombre de la supuesta justicia social. Y ya Aristóteles hace 2.500 años escribió: "Cuando el pueblo es monarca pretende actuar como tal porque sacude el yugo de la ley y se hace déspota, y desde entonces los aduladores del pueblo tienen un gran partido". Por ello insisto que el socialismo es la denominación que le diera el Iluminismo a la demagogia.

Si bien Europa ha padecido el despotismo a través de la democracia, tal como fueran los casos de Mussolini y de Hitler, cuya popularidad es indiscutible, esa no es la realidad que enfrenta hoy Europa, por más que los aduladores del pueblo, socialdemocracia mediante, tienen un gran partido. Y tanto así que no se diferencia la izquierda de la supuesta derecha. La realidad es que igualmente tenemos una gran confusión respecto al concepto mismo de democracia y se ignora la advertencia de Jefferson al respecto y que ya lo he repetido: "Un despotismo electivo no es el gobierno por el que luchamos". Indudablemente en la Unión Europea no existe un despotismo, sino tan solo una violación pertinaz de los derechos individuales a partir del Estado de Bienestar que ignora el principio fundamental de la libertad, que es el derecho del hombre a la búsqueda de la propia felicidad (Locke).

Tampoco debería haber dudas al respecto de que ese sistema ha sido la causa de la presente crisis que enfrentan y por supuesto la caída en la tasa de crecimiento económico. De acuerdo al FMI, en 2013 el PBI de la Unión Europea caerá un 0,6 %. La presente forma de violar los derechos individuales, es decir fundamentalmente el derecho de propiedad, es el incremento del gasto público que implica necesariamente el aumento en los impuestos y la creación de una deuda impagable como la que tienen los países de la Unión Europea, incluida Alemania. El gasto público en 2012 en Francia alcanzó al 56 % del PBI, en Alemania el 45 %, en Italia el 50 % y en Inglaterra el 47,5 %. Vale la pena rescatar dos ejemplos importantes de la relación entre el gasto y la tasa de crecimiento. En la década del '50, Francia tenía un gasto público del 23,3 % del PBI y creció a la tasa del 5 % por año. Entre 2000 y 2012 el gasto alcanzó al 56 % del PBI y la tasa de crecimiento se redujo al 1,10 % por año. Alemania en la década del '60 tenía un gasto público del orden del 23 % y creció a la tasa del 4,6 % por año. En el período 2000-2012 el gasto alcanzó al 45 % del PBI y el crecimiento se redujo al 1,10 % anual. Pues bien, ese el resultado del Estado de Bienestar y a los hechos me remito.

En Estados Unidos la situación es diferente, pues lo que está en juego es el sistema creado por los Founding Fathers, y que en cien años lo proyectara como la primera potencia mundial a la cual le debemos no ser nazis o comunistas. Allí todo parece indicar que la tendencia a la igualdad está pendiente, y por primera vez en su historia el gasto público ha alcanzado al 40 % del PBI. En la reciente disputa sobre el techo de la deuda, la realidad es que la misma se refería al sistema, amenazado por la tendencia al Estado de Bienestar aparentemente enquistado en el Obamacare. Ese estado, como hemos mostrado, viola el principio fundamental de la libertad, que es el derecho del hombre a la búsqueda de la propia felicidad. En esa discusión que supuestamente habría ganado Obama, ya la defensa del sistema queda descalificada como extrema derecha, que supuestamente la constituye el Tea Party.

De conformidad con el reciente planteo, los Founding Fathers habrían pasado a ser considerados de extrema derecha, pues no estaban de acuerdo con los derechos del pueblo (Hamilton) ni que las mayorías tuviesen el derecho a violar los derechos de las minorías (Madison). Por supuesto, en esta amenaza de la social democracia tampoco está en juego la libertad, sino el proceso de deterioro que hoy se presenta en la Unión Europea. Y allí también se encontraría en juego el liderazgo de Estados Unidos, supuestamente amenazado por la economía china, que ahora intenta convertir al yuan en la moneda de reserva.

El caso de América Latina, donde todavía está presente la dictadura marxista cubana, es muy diferente y aun más peligroso. El socialismo del siglo XXI que está presente en Venezuela y que amenaza con la inauguración de otra Cuba bajo el poder supuesto del pueblo y en nombre de la igualdad, o sea el despotismo electivo, hoy parece haber hecho pie no solo en Venezuela sino en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. En otros países de América Latina, si bien no han instaurado el sistema, no cabe la menor duda de que mantienen la amistad con Fidel Castro y con el heredero de Hugo Chávez, tal cual es el caso más directo de Dilma Rousseff en Brasil.

Creo por otra parte que debiéramos universalmente rendir homenaje a Colón por su llegada a este continente y traer los vestigios de civilización de los cuales todavía relativamente gozamos. ¿Qué habría sido este continente en manos de los Aztecas, los Toltecas, los Tainos y Siboneyes, los Incas, los Araucanos, los Guaraníes y los Quechuas? Es indudable que no obstante todas nuestras vicisitudes políticas, España hizo una contribución relumbrante a la civilización en el mundo. No me cabe la menor duda de que la política no ha sido la virtud latinoamericana, y hoy el denominado populismo parece prevalecer, pero no se han cometido los crímenes de guerra históricos de la Europa continental y que alcanzaran hasta el pasado siglo XX. Al mismo tiempo debo resaltar la historia argentina como un ejemplo de las posibilidades que ofrece la introducción del sistema creado por los Founding Fathers en Estados Unidos y puesto en práctica en Argentina a partir de la Constitución de 1853, que la llevara por las cimas de la historia hasta principios del siglo XX. En fin, es hora de que nos percatemos del riesgo que corre el mundo en nombre de la igualdad y las posibilidades que se tienen de aprender de la historia y mantener la civilización, que como bien dijera Vaclav Havel, es una sola y se da donde se respetan los derechos individuales. Recordemos que la discusión es ética y política, y la economía es el resultado.


(*) Armando Ribas.
Economista.

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