20 de octubre de 2014

Álvaro Alsogaray . Discursos - Jubilación - Régimen para trabajadores dependientes (1984)


Reunión 21ª - 23 y 24 de agosto de 1984

Sr. Alsogaray.- Señor presidente: ateniéndonos a lo inmediato del proyecto que estamos analizando, se nos presenta un dilema. Si votamos afirmativamente elevando los impuestos: si lo hacemos negativamente, estaremos elevando el déficit.

Obviamente, la solución racional está en reducir el gasto, pero no existe la menor probabilidad de que se pueda lograr el en la presente sesión, aunque no descarto que tal vez se lo pueda alcanzar en otra oportunidad. Por lo tanto, subsiste para nosotros la disyuntiva sobre la cual me manifestaré luego de efectuar un breve comentario.

El texto del proyecto es un tema en sí mismo vastamente discutido tanto en el país como en el exterior y vale la pena examinarlo por unos instantes.

Estos tributos que se relacionan con salarios recaen siempre sobre las espaldas de los propios beneficiarios, ya sea que se apliquen sobre los sueldos de los que trabajan en relación de dependencia o sobre los empleadores. Esto está probado por la teoría y también por cálculos econométricos efectuados y conocidos en todo el mundo.

Si la traslación de estos tributos recae sobre los salarios, no se produce una redistribución en favor de los trabajadores, sino dentro del sector de trabajo. Es decir son los mismos trabajadores que se distribuyen entre sí el tributo. De manera que no obtienen una mejora con respecto al entorno que los rodea. Además, se produce una distorsión, porque lo que se les cobra a unos no se entrega a los beneficiarios en la misma proporción.

Hay teorías que dicen que no existe tal traslación. En este caso, se supone que los tributos aplicados a los salarios se trasladan o influyen sobre el factor capital o sobre los precios. Si lo hacen sobre el factor capital, la consecuencia, es que se produce desocupación. La cuota de capital se reduce en proporción a la cantidad de personas que deberían tener trabajo y, por lo tanto, cae el empleo. De manera que si es cierta esa teoría, este tributo sobre los salarios produce desocupación.

Si por el contrario la traslación se realiza sobre los precios, se encarecen todos los productos, descolocando al país en materia de competencia internacional. Evidentemente, en un país como la Argentina, que necesita angustiosamente exportar a toda costa, crear un impuesto que dificulte su capacidad competitiva en el exterior no parece ser lo más conveniente. Además, descoloca también a la industria nacional frente a la competencia externa, porque los productos extranjeros que tienen menos cargas sobre el trabajo pueden ser vendidos a precios más económicos, lo cual no ocurriría en nuestro caso, al aplicar mayores tributos sobre el trabajo.

Podría extenderme sobre estos aspectos, pero he señalado lo principal con el objeto de hacer notar que no es tan simple aplicar un impuesto sobre el trabajo. Creo que es uno de los tributos más injustos que se puedan aplicar, después del impuesto inflacionario, por lo que entiendo que no es una buena política de la Cámara aprobarlo.

Una alternativa sería recurrir a otros impuestos. En este sentido, los impuestos al consumo son mejores a los efectos de la finalidad perseguida que los impuestos al trabajo. Son mejores porque con la misma tasa se obtiene una mayor recaudación, dado que la base es mucho más amplia. Además se evita una corruptela. Cuando el impuesto sobre el trabajo es muy alto, la tentación de pagar salarios en negro es muy grande, y eso es lo que ocurre en la práctica, sobre todo en los niveles más elevados, donde hay muchas maneras de eludirlo. Esa corruptela se extiende en forma muy rápida.

Por lo tanto, nos oponemos a la sanción de este impuesto, haciendo notar a la Cámara que hasta ahora no hemos votado una sola ley, una sola resolución y ni siquiera un solo pedido del Poder Ejecutivo para reducir el gasto. Sólo hemos votado la creación de nuevos organismos y más impuestos. No creo que esto sea lo que corresponde al estado económico en que se encuentras el país, ni a la pretensión de que los trabajadores y los habitantes en general tengan un mejor nivel de vida.

Cada día extraemos más del trabajo privado para mantener un Estado sobredimensionado.

Reitero que hemos de votar en contra por las razones técnicas expuestas y fundamentalmente, porque creemos que el problema del déficit, que es el problema de la inflación, no debe resolverse por la vía de aumentar impuestos sino de reducir gastos.

Sr. Presidente (Pugliese).- No parece, señor diputado, que se esté refiriendo a una equivocación de interpretación de sus manifestaciones. Por el contrario está confirmando las aseveraciones del señor diputado Rabanal.

Sr. Alsogaray.- Sólo quise efectuar ese comentario antes de entrar en el fondo de la cuestión. El señor diputado Rabanal se equivocó al decir: cuando se buscan recursos genuinos para los gastos del Estado, el diputado Alsogaray se molesta por esa búsqueda y plantea el dilema de más déficit o más impuestos. Yo he dicho que el dilema que se presenta es falso, y que su solución es muy simple: reside en bajar los gastos. Disminuyamos, por ejemplo, las jubilaciones privilegiadas, incluso las de los legisladores, y no habrá que exigir estas contribuciones a los trabajadores. De manera que hay un error con respecto a lo que dije. No he expresado que se trata de un dilema inevitable, sino que es un dilema en esta reunión, porque aquí no podemos tratar ninguna reducción de gastos. No hay la menor esperanza de hacerlo.

Ese era el punto que quería dejar aclarado. Los otros temas los analizaremos cuando se considere el presupuesto.

Sr. Presidente (Pugliese).- Quiero recordar a la Honorable Cámara que existiendo en el recinto quorum estricto, el artículo 163 del reglamente dispone que los legisladores que deseen ausentarse deben solicitar en consentimiento de la Presidencia, que no lo otorgará sin un pronunciamiento de la Cámara.

Sr. Alsogaray.- Pido la palabra.

Sr. Presidente (Pugliese).- La presidencia solo puede conceder la palabra al señor diputado para responder a aseveraciones equivocadas que se hayan vertido sobre sus manifestaciones.

Sr. Alsogaray.- para ello la solicito, señor presidente.

Sr. Presidente (Pugliese).- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital

Sr. Alsogaray.- Resulta alentador que el diputado Rabanal haya leído con tanto detalle mi conferencia de prensa, pero por la disciplina parlamentaria no me voy a referir a ese tema hoy, ya que no es lo que estamos tratando. Lo dejaré para el debate sobre el presupuesto, para el que supongo que el señor diputado Rabanal estará bien preparado, ya que contará con los elementos que le he proporcionado. (Risas)




Transcripto del original en papel por Claudia Bonzo, corregido por Pablo Parenti

Nota: Es nuestra intención transcribir el libro completo, material que iremos subiendo a medida que este listo. Una vez terminado el trabajo se armara el (PDF) para su descarga. Siendo este libro edición del Congreso de la Nación y no habiendo en sus páginas nota que indique lo contrario, creemos de buena fe que podemos hacerlo sin infringir ley de propiedad intelectual alguna.

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